La pandemia obligó a empresas, emprendedores y consumidores a, poco a poco (aunque también rápido a la vez), reinventarse y adaptarse a los nuevos cambios y retos –y, si te queda el saco, también en tu vida personal–.
¿Qué haces ahora con tanto tiempo?
¿Se han puesto a pensar que ahora que tenemos tiempo cómo se pasa tan rápido y para lo poco que nos alcanza? Seguro hay alguien por ahí que comparte conmigo esta sensación. Las semanas parecen hacerse días, los días horas y no todos los planes o cosas que queríamos hacer durante esta cuarentena han salido como lo esperábamos. Todo ha cambiado, para algunos la actividad, para otros el lugar. Encerrarse en casa ha significado para muchos perder su trabajo y para otros el aumento de éste (en sus mismas condiciones). Pero en ambos casos se presentan sentimientos o comportamientos en común, como la ansiedad, estrés, preocupación y mucha presión. No todos hemos reaccionado igual, algunos se han organizado mejor en sus actividades, han gestionado mejor su tiempo o les ha resultado mas fácil delimitar espacios pero, para otros, ha sido todo lo contrario.
Por muchos años nos enfocamos a la inteligencia racional, ahora sabemos que la inteligencia va mucho más allá. No basta con ser capaz, saber resolver el trabajo y entregar resultados; para crecer (en cualquier sentido) es necesaria la inteligencia emocional. El término de inteligencia emocional se refiere a la capacidad de entender, sentir, controlar o modificar estados emocionales en uno mismo y en los demás. No significa ahogar las emociones sino saber dirigirlas y equilibrarlas y empieza siempre desde uno mismo para después poder reflejarlo en otros ambientes.
¿Cómo utilizar la inteligencia emocional para transformarla en una herramienta más de trabajo?
Si bien sabemos que nos ayudará a disminuir las emociones negativas no sólo durante la cuarentena si no durante el resto de nuestra vida, aplicarla al ambiente laboral también trae muchos beneficios. Considero que podemos desarrollarla y trabajarla con estos sencillos pasos:
1 Conócete: Date el tiempo de indagar a profundidad en todo lo que eres para descubrir cuáles son tus habilidades, límites y cuál es tu “talón de Aquiles”. Para poder ayudar a otros miembros de nuestro equipo, primero es importante conocernos nosotros mismos. Una vez identificados, es más fácil enfocarnos en conseguir los objetivos y dejarnos ayudar en cuestiones que nos hace falta dominar más.
2 Motívate y motiva a los que tengas cerca: La motivación es necesaria para alcanzar nuestros objetivos y metas, no olvides pensar positivamente y reconocer tus logros y los de los demás, sean grandes o pequeños.
3 Se empático: Puede ser que “ya no haya pretexto” para sacar los pendientes, tomar una llamada, contestar un mensaje o correo o tener una junta virtual antes o después del horario laboral. Sin embargo, es importante encontrar el equilibrio entre tu vida laboral y personal y ser consciente que pasa lo mismo con tus colaboradores. No todos manejan la cuarentena ni tienen las mismas actividades que tú.
4 Autorregúlate: Cada quien es responsable de los sentimientos que tiene y cómo los maneja. Si somos capaces de manejar nuestros sentimientos podremos saber cuándo no hay que dejarnos llevar por los negativos y mejorar el ambiente laboral.
Para Tipos Libres no ha sido la excepción y el trabajo (gracias gracias gracias) en estas fechas aumentó dando como resultado momentos de presión, carga laboral y algún error de comunicación que, estoy segura, son parte del proceso de adaptación a esta nueva forma de trabajo. Dentro del estudio, seguramente cada uno de los 14 integrantes del equipo lo estamos viviendo de forma diferente pero a mí, esto que les comparto me ayudó y, quizá, alguien por ahí lo pueda necesitar.
Excelente reflexión!!
La importancia de la inteligencia emocional.
Muy bien Montse , felicidades!
Me encanto y me súper identifique 😍
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