En el ya lejano 2012 llegó a la oficina la oportunidad de presentar propuestas para una marca de nivel internacional llamada Kreston, fue un cliente que llegó inesperadamente y al que decidimos apostar y finalmente se convirtió en el cliente más redituable en la historia del estudio.
Kreston es una red de firmas de contadores públicos independientes con más de 700 oficinas en más de 125 países.
La primera parte del reto fue diseñar algo que está fuera de nuestro imaginario cultural, algo que no debía solo responder a los intereses de la cultura mexicana. Así que me aventuré a preparar una propuesta gráfica que, hasta ese entonces, era la más completa y profesional que había realizado en mi carrera.
Afortunadamente la propuesta elegida fue la mía. A partir de ahí surgieron más retos, pues trabajé constantemente con la marca durante los siguientes 7 años (2012-2019).
El primer factor de consideración fue que la persona con la que yo trabajaba estaba en Londres –sede del corporativo de la empresa–, ciudad desfasada 6 horas respecto al uso horario de Querétaro. De tal forma que cuando Miss Melloney (gerente de comunicaciones de la empresa) me escribía un mail usualmente me llegaba como a las 3 am y entonces yo debía responder en las primeras horas de la mañana para que ella recibiera mi respuesta antes de concluir su jornada laboral.
Desarrollé aplicaciones de diversas índoles, web, editorial, apps, material promocional, etcétera, todo muy enriquecedor, pero, al cabo de unos años, lo recursos gráficos comienzan a agotarse y la imagen empieza a lucir monótona por lo que es necesario reinventar la marca, obviamente sin cambiar el logo, más bien refrescando la comunicación. Y aprendí que esto es un proceso interminable: la marca está en constante evolución, siempre adaptándose a las nuevas tendencias y tecnologías disponibles en el mercado.
De lo enriquecedora que fue la experiencia de trabajar para esta marca, una de las cosas que me resultó más interesante fue ver cómo se iba adoptando la marca a partir del manual de identidad que se diseñó, lo que hacían bien, lo que hacían mal, cómo la hacían propia, volviendo muy tangible eso que todos los diseñadores esperamos cuando diseñamos una marca: que se use y que los usuarios se apropien de ella.
Conoce el proyecto aquí.
Les dejo ejemplos de imágenes que he ido recolectando y que son aplicaciones que no he diseñado yo: