Llevo días –semanas debo decir– tratando de aterrizar estas líneas para compartir con ustedes. Como todo en la vida, resulta más fácil para algunos que para otros vaciarse en palabras, lo cierto es que a mí me cuesta un poco poner en orden las ideas que atacan la cabeza y las tripas, esto, no es tarea nada fácil. Cuenta la leyenda que para escribir hay que conocer el tema del que hablas, bueno, pensé para mí, enfrentarme a esta experiencia es algo que conozco, que puedo investigar, ¡claro! Les puedo escribir de las aterradoras, encantadoras, nerviosas y mágicas… Primeras veces.
Venga, ¿quién no se ha enfrentado a este coctel de emociones? Un trago entre amargo y dulce que termina emborrachándonos y llevándonos a querer experimentar más; claro, claro, no siempre, pero eso es culpa de los resultados, no de la primera parte, que es la importante hoy.
Seamos honestos, no somos conscientes de cuántas primeras veces experimentamos en nuestra vida, día a día nos enfrentamos a cosas que no hemos hecho y a veces, ¡Ou!, a esas que ¡nunca, nunca, nunca imaginamos que haríamos! Resulta que en general solo algunas nos dejan marca, podemos mencionar (por aquello de la censura) esas primeras veces en donde te enfrentas a algún miedo (reto) o haces algo extremo (pavor); en las que conoces un nuevo lugar (emocionante); tu primera entrevista de trabajo (susto); y, obviamente, tratándose de mí, no puede faltar mencionar la primera vez que te rompen el corazón; pero por supuesto también aparece la primera vez que sales de un bache de ese tamaño (créanme, sí se cura), y un sinfín de primeras veces que ya les habrán llegado a la mente.
Las preguntas son algo básico en nuestra profesión, en nuestra vida (a veces creo que no hago las preguntas suficientes) y, si alguno de ustedes es (un poco) como yo, se enfrentará –como sucede con las primeras veces– a una serie de cuestionamientos, como: Y ahora… ¿Qué pasará? ¿Qué me aportará esto? ¿Cómo terminará? ¿Dolerá? ¿Y luego, qué sigue? Y en ese punto me encontré al escribir, ¿qué seguirá?
Sigue que seguimos con las primeras veces, esas que llegan con cada proyecto, esa en la que te dicen “ya fue aprobada la cotización” y empieza ese nervio a recorrer tu cabeza junto con todas esas preguntas. Te enfrentas a algo nuevo aunque ya hayas realizado proyectos similares, siempre es, (o debería ser) como la primera vez. Las primeras veces nos llenan de emoción, de conocimiento, llegan para corregir cosas que no hicimos bien, perfeccionándonos, o encontrando nuevas formas de hacer, son retos que nos hacen mejores, que nos llenan.
Quise compartirles algunos de esos proyectos que me enseñaron tanto, a los que me enfrenté por primera vez en mis inicios como diseñadora. Gracias a las divinidades solo existe esta foto, no les escondo nada (risa nerviosa). Hubo de todo: la primera vez que me equivoqué, pero aprendí a revisar con lupa los archivos que alguien más te pasa para continuar con un trabajo; la primera vez que tuve que aprender un programa nuevo en una hora porque la máquina que tenía tronó con una entrega en tres horas y en la que podía hacer mi trabajo de nuevo, solo tenía Indesign cuando solo sabía usar Quarkxpress. Esa primera vez, y tal vez en la vida laboral, una de las más emocionantes, cuando llega un proyecto que soñabas realizar y para lograr que te lo dieran, investigaste, inventaste, propusiste hasta el título, trabajaste horas extras y en puente y te dicen que sí y… Sorpresa, ya con un respiro, te das cuenta que, para hacerlo, hay “n” cantidad de cosas que tendrás que hacer por primera vez para hacer por primera vez ese sueño realidad.
Recordé aquella película de “50 First Dates”, ¿se imaginan cómo sería, si todos los días tuvieras que enamorar con un proyecto? ¿Si todos los días que vamos a realizar algo viéramos con ojos de la primera vez? Ese sentimiento de emoción y la ilusión, y ese miedito que le da sabor… Hacer las cosas por primera vez nos hace disfrutar el momento de manera única. Ojalá la vida esté llena de primeras veces, porque nos dan la oportunidad de sentir ese coctel de emociones que logran sorprendernos de formas tan diversas, porque aprendemos nuevos caminos y formas que nos retan, que nos demuestran lo grandes, diversos y fuertes que podemos ser.
P.D. Hice un buen repaso de experiencias y me llevó a hacer una lista de esas cosas que ansiosa espero hacer por primera vez, y otras tantas que, aunque ya las hice, quiero volver a hacerlas con esos ojos de primera vez, porque leyendo un poco sobre el tema, en un blog encontré esta frase que les dejo por aquí: “La ilusión de las primeras veces no está en las situaciones, sino en las ganas que nosotros le ponemos y la actitud con la que nos enfrentamos a ellas”
Salud por todas esas primeras veces que hemos vivido y por todas las que vendrán. ¡¡Me encantó!!
Muy buen articulo a mis 45 primaveras. Me gustó mucho. Estoy buscando información para hacer mi vision board. Gracias.