El término sincronía nos remite usualmente a la escena musical –nadie dirigió a la Orquesta Filarmónica de Berlín con tanta sincronía como lo hizo Herbert von Karajan–, a la espiritual –cuando hago yoga me siento en sincronía con el universo–, afectiva –nuestras almas se encuentran en sincronía–, y hasta laboral –wow, el proyecto fluyó de maravilla, estamos en sincronía–.
Según el diccionario, la sincronía expresa una coincidencia de hechos o fenómenos en el tiempo. Todavía más interesante es el término original en griego: σύγχρονος (sýnchronos) que, literalmente, significa “contemporáneo”.
Me encanta presumir que en nuestro estudio bulle el talento, que se respalda con experiencia (sumados los años dedicados al diseño del equipo alcanzamos casi 250 años), profesionalismo, ingenio, armonía, buen humor… Lo sé, no lo puedo evitar, me gusta presumir. Algo que a veces pasa desapercibido, no solo por nuestros clientes y amigos sino también por nosotros mismos, es la sincronía que existe en Tipos Libres.
Nuestro número de colaboradores fluye con el tiempo, las necesidades y la cantidad de trabajo que tenemos. Hoy somos catorce. La más pequeña tiene veintiuno, el Tipo mayor tiene cincuenta y cuatro, son treinta y tres años de diferencia (lo suficiente, al menos para algunos, para traer la salvación del mundo). Personificamos a más de tres décadas que, para las costumbres de ahora, se traduce en más de una generación.
Las brechas generacionales suelen acarrear discrepancias, incompatibilidad en la forma de pensar y actuar y, si éstas no se saben manejar, hasta disgustos. Para nosotros, lejos de que esto sea una desventaja, se ha convertido –quizá sin saberlo o notarlo– en un arma fuente de creatividad.
La comunicación que mantenemos durante todo el proceso de diseño es casi total, compartimos a voces –a mensajes en época de contingencia– las ideas, las fuentes de inspiración y ventilamos nuestras dudas y diferencias.
Los viajes de la Flak (Estela) nos regalan experiencias, las motos de Eduardo nos dan personalidad, las crisis de Ana nos hacen empáticos… En fin, hasta mi pedantería para escribir parece divertir a dos que tres aquí.
El diseño, desde mi particular punto de vista, se nutre de la experiencia estética, de la percepción, de estar constantemente cultivando y nutriendo el acervo de la imagen no solo visual también auditiva, háptica, espacial, olfativa y sí, también gustativa.
Compartir las experiencias del imaginario que cada uno de nosotros experimenta haciendo lo que nos gusta hacer, dentro y fuera del estudio, es uno de los factores que nos distinguen, que nos dan temperamento, que, finalmente, nos dan libertad para diseñar.
Reto a que alguien pueda encasillarnos en un estilo: Tipos Libres es un estudio que diseña “vintage” o “de vanguardia”, “sobrio” o “locochón”, “festivo” o “elegante”… Cada marca, cada cliente, cada persona, cada proyecto que se pone en nuestras manos encuentra su propia personalidad.
La sincronía de los Tipos jóvenes, veteranos y promedio es lo que nos hace Libres.
Muchas felicidades!!! es un tema muy interesante, creo que son un estudio completo y dinámico que no se enfocan en solo estilo para diseñar