Hace algunos meses, mientras pasaba un poco de tiempo de calidad conmigo mismo, me encontré en YouTube un video titulado: ¿Cuál es la mejor caguama del mercado?, de Lalo Elizarrarás a.k.a. @iztaparrasta, personaje que probablemente conozcan (o no). La dinámica del video consistía en probar todas las caguamas existentes en el mercado mexicano, para después calificar su sabor. El conductor presentó cada una de las participantes comparando el precio y contenido, e incluso mencionó si eran de su gusto o no. Tal vez en este momento se estarán preguntando: ¿y eso qué tiene que ver con diseño?
Pues bueno, a continuación, trataré de explicar lo que hizo interesante este video desde mi punto de vista de diseñador. La prueba de las caguamas se realizó de forma aleatoria y a ciegas, esto con el propósito de que las marcas no influyeran en la calificación que emitía el conductor. Esto hizo que los resultados fueran sorpresivos y a la vez muy interesantes, ya que los productos que el conductor consideraba como sus favoritos obtuvieron calificaciones relativamente malas. Y productos que él mismo consideraba malos, desde su punto de vista, obtuvieron calificaciones más altas.
Cuando el video terminó, me dije: «Bueno, tal vez fue una mención pagada por la marca ganadora». Porque todos sabemos que, en el mundo del internet y las marcas, pocas cosas son casualidad. Así que para comprobar que esto fuera cierto, les externé mi inquietud por realizar una actividad similar a mis amigos, a lo cual respondieron todos con un: «¡jalo!».
Antes de seguir contando los pormenores de dicha actividad, quiero mencionar que mi caguama favorita, o bueno, que yo consideraba mi favorita, era la Carta Blanca. ¿Por qué era mi favorita? La verdad no tengo ni idea. Lo que sí puedo decir es que, en cuanto a logotipos de cervezas, es uno de mis favoritos. Recuerdo que, desde que era un pequeñuelo, veía unos tarros de Carta Blanca en las casas donde vivía con mi familia. Los tarros han sobrevivido durante ya varios años, tanto que ahora están en el congelador de mi casa.
Hace algunos años cuando la caguama se empezó a «gentrificar» (y lo digo así porque recordemos que consumir dicho producto no era considerado cool), en mi amado DF (yo le sigo diciendo así, jamás le diré CDMX), existía un bar llamado Linares, en el cual vendían algo que bautizaron como «Champaguama», que básicamente era una caguama Carta Blanca que te llevaban a la mesa en una hielera champañera y obviamente te la servían en copas para champaña. Además, en Don Amado (mi cantina favorita de Querétaro), también tienen a la venta dicho elixir. Y, para terminar, están las caguamitas. Las cuales vinieron a robarse mi corazón. Así que es por todo lo anterior que considero que dicho producto era mi favorito. Y digo «era», como spoiler de lo que está por venir.
Ahora vamos de vuelta a lo importante, la Cata de Caguamas 2022 en Casa de César. Abajo pueden ver la invitación. Los productos participantes en tan magno evento fueron los siguientes: XX Lager, Carta Blanca, Tecate Light, Tecate, Indio, Stella Artois, León, Modelo Especial, Corona Light, Corona y Victoria. Así es, teníamos que probar y calificar 11 productos diferentes. Como extra, trataríamos de adivinar la cerveza que estábamos probando. Y sí, son muchos productos. De hecho, éramos cinco personas las que fuimos parte del jurado (nada calificado) y una de ellas se bajó del barco a la mitad y prefirió integrarse al grupo que se encargaba de servir y llevar las anotaciones del evento. Cabe mencionar que ninguno de los presentes tiene idea de cómo catar una cerveza, así que todo fue desde nuestra total ignorancia en el tema, pero con todo el amor que le tenemos a esta bebida y a la convivencia con las amistades.
Para no entrar en detalles, porque eso llevaría mucho tiempo, además, no recuerdo bien todo lo que sucedió (guiño, guiño). Les haré un breve resumen de lo sucedido, a manera de highlights.
· La única cerveza que probamos y adivinamos cual era, fue Stella Artois. Su sabor es muy característico y es difícil confundirlo. Su promedio fue de 5.5.
· La Corona Light sabe horrible, de solo recordar la sensación que tuve al probarla, me da un «sabequé». ¿Hay gente a la que genuinamente le gusta o la toman solo porque es «light»? Su promedio fue de 3.6.
· Modelo Especial versión caguama sabe muy diferente a sus presentaciones en botella de vidrio y lata de 355ml. Con decirles que tuvo la misma calificación que Corona Light.
· Tecate, marca que no tiene tan buena fama en esta zona del país (creo), se llevó el cuarto lugar con un promedio de 7.1.
Seguramente se estarán preguntando: «¿y qué pasó con tu favorita?». Pues la que se suponía que era mi favorita, que yo estaba seguro de que podría reconocer sin verla y que tenía el primer lugar en mi corazón, quedó rezagada al quinto puesto con un promedio de 6.5.
Y el podio estuvo conformado por:
Tercer Lugar
Victoria. Un clásico, nunca falla. Digamos que es la «vieja confiable», como dicen los chavos. Su calificación fue de 7.1, empatada con Tecate. El desempate fue porque a la primera la califiqué con 9 y a la segunda con 8.5.
Segundo Lugar
Indio. Seamos sinceros, ¿alguien considera esta cerveza como su favorita? Si alguien dice que sí, muy probablemente es por las campañas gráficas que han realizado. Lo cual ayudaría a reafirmar el punto central de este post. Yo solo la consumo cuando estoy en un festival de música y no hay otra opción. Ahora que lo pienso, tal vez el contexto en el que la he consumido no ha sido el adecuado y por eso mi percepción de ésta no era la mejor. Pero vaya que es buena y por eso me sorprendió su posición. Su promedio fue de 8.6.
Primer Lugar
Corona. Tal vez la más famosa de todas. Pero a su vez y acompañada por quien ocupa el segundo lugar, son productos que tal vez no tienen una buena reputación ante la sociedad. ¿Por qué? Seguramente estereotipos. Pero, como mencioné antes, no tocaré temas tan picantes de forma detallada, aunque definitivamente influyan en el tema central de lo que escribo. Fue la campeona con 9 de promedio.
Para concluir y como lo mencioné al principio, yo llegué a esta actividad con la seguridad de que la Carta Blanca era mi favorita y que su sabor era mejor que todas las existentes. Y para mi sorpresa, no fue así. Es aquí donde se demuestra (una vez más) que la percepción de las marcas la vamos construyendo con una gran carga emocional, la cual se va nutriendo de distintas experiencias, que tal vez sin darnos cuenta van reforzando esa marca en nuestros hábitos de consumo, al grado de ya no detenernos a pensar si en realidad es algo que realmente nos gusta, porque el producto en sí ya ha pasado a segundo plano.
Esto no significa que ya nunca en la vida tomaré Carta Blanca, al contrario. Es y seguirá siendo la número 1 en mi corazón, aunque no siempre la tenga en el refrigerador.
Y eso es todo, gente bonita que siguió leyendo hasta aquí. ¡Salud! Muchas gracias por su atención.