Los sabios dicen que una imagen vale más que mil palabras. El lenguaje de las imágenes es más poderoso de lo que creemos, entendemos y hablamos todos. ¿Cuántas veces no hemos sido testigos de una imagen congelada en el espacio y que aún así logra trascender las paredes del tiempo?, se queda en nuestra mente y poco a poco se vuelve parte de nuestros pensamientos para después convertirse en las palabras que compartimos con nuestra familia, amigos y compañeros.
“El diseño no es necesario”, dicen algunos. Yo no lo creo, yo veo al diseño gráfico como a ese adolescente que todos hemos sido, aburrido de seguir las reglas de lo establecido. Es joven y ambicioso y, aunque muchos no lo crean, tiene la capacidad de desatar una revolución, no tan dramática como las que cuentan los libros de historia, ni tan violenta como las que vemos en películas, pero sin duda una muy poderosa: una revolución ideológica.